La fiesta más lujosa del siglo, ¡si señor! No había fiesta más grandiosa que esa.
Lámparas de oro y diamantes, vestidos de diamantes con purpurina y lentejuela, corbatas y pajaritas de más de 1000€ y un enorme pastel para la reina.
Todo era increíble, y yo allí. Era magnifico, yo metida entre Superstars y gente muy MUY famosa.
La música surgía de todos lados, había grandes altavoces en cada esquina de aquel gran salón, y al teclado, el mejor deejay del país, la mejor música y, entre la gente, los mejores cantantes. Entre ellos podía olerse glamour, con sus caros perfumes y sus grandes rascacielos a los pies.
La reina no parecía disgustada, tenia absolutamente todo lo que podía desear allí mismo... Amigos, música, mil regalos.
...¡REGALOS! Mi regalo no era como el de Jennifer o Britney. Era algo más... Simple, por llamarlo de algún modo. Pero aún así, no era esa mi preocupación.
¡LO VÍ! y allí esta... Iba demasiado elegante, más aun de lo habitual... Hacia 5 años que no lo veía y no había cambiado nada.
Sus ojos, su nariz, su pelo... ¡Era el de siempre!
Y allí iba, ni siquiera se había percatado de mi existencia, de mi entrada y de mi forma de bailar tan peculiar.
Hasta que...
-¡Bonjour! -me dijo.
Me quedé algo extrañada, me habían dicho hola en francés a mi espalda, la voz me sonaba, pero tenía un mal presentimiento.
Me di la vuelta y entonces la vi, Violeta. Mi querida y vieja amiga VIOLETA.
-¡Hola Violeta, cuánto tiempo!
-oh, sí... Hacía ya unos años que no te veía. -dijo con el tono habitual más pijo que vulgar que utilizaba para darse importancia.
-¿Qué tal tu marido, y tus hijos?
-Oh genial, mejor que nunca. O sea, mi hija mayor sigue estudiando su tercera carrera y mi pequeño sigue dando las clases de inglés. Y mi marido, ganando más dinero que nunca... Podría decirse, que somos una excepción en la sociedad, hablando de crisis, jajajaja. -reía con tono irónico.
-Cuanto me alegro que te vaya todo genial Violeta, no puedo decir lo mismo yo. Aunque aun así, sigo trabajando donde siempre y toco madera para permanecer en este trabajo, no me puedo quejar.
Me miró algo sorprendida y perpleja, ya que mi trabajo solo era hacer fotos para una revista muy famosa para nuestro país, pero que aún así... Solo era una fotógrafa.
Poco después se fue acelerada, porque vio cerca a la reina saludando a sus invitados no muy lejos donde estábamos y quería llamar la atención y hablar un rato con ella.
¡No era tampoco de extrañar viniendo de Violeta!
¡MIERDA! He perdido a Robert...
Así se llamaba... Robert. El hombre del que me enamoré con 17 años, y que ahora teniendo 24, sigo queriendo como el primer día...
Lo había conocido también en una fiesta a la que acompañaba a mis padres, tenía 17 años y no voy a mentiros... ¡ESTABA CAÑÓN! Y claro, era normal que Robert se me quedase mirando y que no se separase de mí en toda la fiesta... Pero la timidez y la ignorancia hicieron todo el trabajo, y no llegue a rozar sus hermosos labios aquella noche fría de Enero.
Y ahí está, hablando con un amigo, riendo... Con la misma apariencia de siempre y con los mismos gestos. Es... Como si no hubiese pasado el tiempo.
¡FLASH!
¡Aaaaaah, me ha mirado! ¡SABE QUE ESTOY AQUÍ, AHORA LO SABE!
¿Qué puedo hacer? ¿Le saludo? ¿Espero a que él lo haga?
OH DIOS, ¡se acerca!
Solo me dio tiempo a ponerme bien un gran tirabuzón marrón chocolate que caía por mi hombro...
-¡Hola Gloria! -me dijo muy sonriente.
¿ME HABIA SALUDADO? ¿ERA TODO ESTO UN SUEÑO?
-¡Ho-ho-ho... la Robert!
-¿Qué tal estás? Hacía mucho que no te veía, y la verdad tenía ganas de encontrarme contigo.
¡¿CÓOOOOOOOOMO?! Oh my god, era INCREIBLE, un sueño... Y de veras, si lo era, no quería despertar.
-Muy bien, gracias. -le dije amablemente. ¿Qué tal tu familia?
-Genial, el negocio va viento en popa, y ojalá vaya así siempre.
-Cuanto me alegro.
La música había desaparecido, pero sería por poco tiempo... Me había invitado a bailar y supongo... Que ahora, con la vida cogida por los cuernos, quería terminar lo que dejo sin acabar la última fiesta.
Estuvimos bailando y riendo toda la noche, tonteando como críos y sin querer terminar todo aquello... Pero bajamos al jardín.
La música se oía de fondo, pero esta vez tocaba algo más lento...
-Me alegro de haber venido a la fiesta. - Dijo.
-Y... y yo. Me lo estoy pasando genial, pero ni siquiera salude a la reina! Jajajaja.
-Jajaja, yo tampoco, pero bueno... Es preferible teniendo una princesa como tú a mi lado.
Quede impactada, pero antes de que me diese cuenta tenía su brazo junto al mío, y su mano acariciándome la mía.
Y cuando... Iba a rozar sus labios, sus rojos labios con los míos, juntando su saliva con la mía y dejando todo el mundo a la espalda, nos la dio el mundo antes.
Y quedamos de nuevo, con la miel en los labios y con el frio en la espalda... Pero con un gran y bonito recuerdo y algo, que algún día... Acabar.
Y espero así, que esto sea la unión nuestra para volver a vernos, y que así por fin acabemos lo que tanto deseábamos...
A la tercera, va la vencida ¿no?